martes, 19 de enero de 2010

Ayer soñé que te soñaba.

Ayer soñé que te soñaba y por primera vez veía claramente tu cara infinita.
Vi frescura con un toque de soledad,
de esos que cuando brillan casi no se notan.
Vi también tu alma enfurecida
y esa delgada capa de obscuridad que la envuelve hasta dejarla muda.
No lo intentes. No trates de escapar de mi mente.
¿Por qué me gusta tanto pensarte y sentir de nuevo libelulitas en mi sistema?
Ese corto circuito que viaja hasta mis pies y como siempre me hace estremecer.
Ayer soñé que te soñaba y por primera vez abrazabas mi todo.
Me hablabas al oído y decías cosas sin fin.
Me dibujabas con tus manos una sonrisa semi permanente.
"Cinco segundos casi perfectos" susurraste,
pero cuando busqué tus ojos no los encontré.
Te perdí de vista y por un momento pensé que te perdía.
¿Dónde estabas, corazón?
¿Dónde te escondías?